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02 febrero 2010

¿Cuestión de calor, de temperatura… o de las dos cosas? (I)

Cuando tocamos un objeto lo notamos caliente o frío. Podríamos decir entonces que lo que estamos notando es su temperatura… pero no, no es exactamente así.

Al tocar un objeto y notarlo frío o caliente, en realidad lo que estamos percibiendo es el paso del calor de la mano al objeto o del objeto a la mano, así como la rapidez de este paso. O dicho con menos palabras, lo que notamos es el flujo de la energía calorífica y la velocidad de ese flujo. Vaya, creo que no lo he dicho con menos palabras y puede que lo haya liado todo.

Vale, voy a intentar empezar de nuevo. Cuando tenemos dos objetos a diferente temperatura y los ponemos en contacto, el calor empieza a pasar del cuerpo que está a más temperatura al que está a menos temperatura. Esto siempre es así, lo mismo que el agua siempre va cuesta abajo.
Cuanto mayor sea la diferencia de temperatura entre los dos objetos, con más rapidez pasará el calor del que tiene más temperatura (y que decimos que está más caliente) al que tiene menos temperatura (y que decimos que está más frío). Volviendo al ejemplo del agua, ésta correrá más rápido cuanto más grande sea la pendiente.

Cuando tocamos un objeto con nuestra mano (por ejemplo, una cuchara) y lo notamos frío es porque nuestra mano está a más temperatura que el objeto (nuestra mano estará siempre a unos 37 ºC). A partir de ese contacto el calor empezará a pasar de la mano hacia la cuchara. ¿Y cuándo dejará de pasar calor? Pues cuando la cuchara se ponga a la misma temperatura que la mano. Como la cuchara es un objeto pequeño, si la tenemos un rato en nuestra mano alcanzará los 37 grados y ya no la notaremos fría.

Cuando en invierno salimos a la calle, la diferencia de temperatura entre nuestro cuerpo (recuerda que estará a unos 37 ºC) y el aire es muy grande, así que empieza a pasar calor de nuestro cuerpo al aire con mucha rapidez. A mayor diferencia de temperatura, mayor rapidez en el flujo de la energía calorífica y mayor es el frío que percibimos. Como nunca conseguiremos que la temperatura del aire de la calle llegue a ser la misma que la de nuestro cuerpo, seguiremos teniendo frío porque seguiremos perdiendo calor…

Afortunadamente, como somos chicos listos, hemos ideado una solución que suele funcionar bastante bien: la ropa. ¿Por qué cuando nos abrigamos tenemos menos frío? La diferencia de temperatura entre nosotros y el aire sigue siendo la misma, pero la ropa es un mal conductor del calor, así que ahora nuestro calor se escapa con más lentitud (el flujo de energía calorífica es más lento), como resultado: notamos menos frío.

¿Y qué ocurre cuando al tocar un objeto, por ejemplo, un radiador, lo notamos caliente? Pues justamente lo contrario de lo que hemos explicado hasta ahora. Lo notamos caliente porque está a más temperatura que nuestra mano. Entonces el flujo de calor va del radiador hacia nuestra mano. Lo siguiente que te voy a decir, ya lo sabes tú: cuanta más diferencia de temperatura haya entre el radiador y tu mano, más caliente lo notarás.

Y todo este rollo que te he soltado, ¿para qué era? ¡Ah! Ya me acuerdo, pues simplemente para que te queden claras un par de cosas:
1ª. El calor pasa siempre de un cuerpo que está a más temperatura a otro que está a menos.
2ª. El calor pasará más rápido cuanto mayor sea la diferencia entre las temperaturas.

Y mañana, más...

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